La crisis económica aguda que sufrimos en Puerto Rico desde el año 2005, ha ocasionado estragos en los cimientos de nuestro desarrollo económico. El desempleo y las quiebras alcanzan niveles sin precedentes y se agravó la desindustrialización del país con la salida de muchas empresas que operaban bajo la Sección 936 del Código de Rentas Internas Federal.La crisis afectó nuestras finanzas personales, pero particularmente, las finanzas de la gran mayoría de los empresarios pequeños y medianos de Puerto Rico. Desde el comienzo de la crisis, hasta nuestros días, han tenido que cerrar de manera abrupta miles de negocios locales, lo que es evidente cuando pasamos por las calles del Casco Histórico de Ponce o por sus avenidas periféricas, como la avenida Las Américas de Ponce, Puerto Rico.El cierre precipitado de estos negocios no es la solución, pues ocasiona la eliminación de ingresos para sus empleados y dueños, pérdidas para los suplidores, reclamaciones judiciales por cobro de dinero y ejecuciones bancarias de hipotecas, tanto para el negocio, como para las personas involucradas en los documentos de préstamo que ofrecieron sus garantías personales.Todo esto crea una espiral descendente que se propaga por el resto de la economía y es una de las causas de problemas emocionales, la crisis social y la violencia que sufrimos en Puerto Rico.No se espera que la crisis económica de Puerto Rico se resuelva en un futuro previsible. Aún en los Estados Unidos, el panorama es sombrío, porque la Reserva Federal ha determinado mantener los intereses casi en cero por tiempo indefinido. Esto prueba fehacientemente que ni en Estados Unidos, se ven indicios de recuperación razonable a corto plazo.Ante este panorama, los negocios puertorriqueños deben implantar estrategias importantes y agresivas para preservar su estabilidad en lo que en los próximos años la crisis se va atemperando, para al menos, restablecer los niveles de ingreso y empleo existentes antes del 2005.Es indispensable mejorar, transformar o rectificar con urgencia los negocios para mantener su viabilidad o rentabilidad. ¿Pero, por dónde empezar?En este libro se exponen las medidas generales y específicas que pueden tomarse para lidiar con la crisis. Aunque se discuten las posibilidades de reorganización sin quiebra, se enfatiza particularmente el proceso de quiebra bajo el Capítulo 11 del Código de Quiebras Federal.El libro está redactado en lenguaje sencillo para su cabal comprensión tanto por individuos que manejen negocios personales, como por ejecutivos y directores de empresas medianas y grandes. Sin embargo, su objetivo no es ofrecer un asesoramiento específico en materia jurídica, financiera o de contabilidad. El propósito del libro es exponer las guías generales para actuar en la restructuraración de su negocio o para entender los procesos que se tengan que llevar a cabo con el auxilio de otros profesionales o expertos. En caso de usted necesitar el consejo jurídico o financiero específico para las circunstancias de su empresa, debe consultar los servicios de un abogado especializado en quiebras, o un asesor financiero o de contabilidad.1 de noviembre de 2014Rolando Emmanuelli Jiménez, JD, LLMYasmín Colón Colón, CPA, MBA, JD